Cómo conseguir un huerto más ecológico

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Si quieres cultivar el huerto familiar de una forma más natural y sostenible puedes adoptar las prácticas de la agricultura ecológica. Conseguirás obtener alimentos más saludables sin agotar la tierra donde plantas ni contaminar el ecosistema. Aquí te contamos cómo laborar el suelo, abonar y defender tus hortalizas de las plagas.

La agricultura ecológica entiende los cultivos dentro un sistema complejo de interacciones entre las plantas cultivadas, la fauna y la flora del entorno y la vida microbiana que habita en el suelo. Esto comprende una serie de prácticas:

Abonado

En la concepción ecológica de la agricultura la tierra no es solo un sustrato sino un rico y frágil ecosistema que se ha de tratar de no alterar para que no se vean dañados los cultivos. El uso de abonos orgánicos es esencial para mantener la riqueza microbiana del suelo, pero también debe hacerse con moderación porque en exceso pueden contaminar. Es recomendable utilizar abonos orgánicos sólidos, que son más estables y fáciles de utilizar, como compost, estiércol o humus de lombriz. Estos abonos ofrecen una fertilización compleja: aportan prácticamente todos los elementos que necesitan las plantas para desarrollarse. También mejoran la estructura del suelo aligerando los arcillosos y aglutinando los sustratos más sueltos. Te recomendamos leer Abonos orgánicos para revitalizar los suelos.

Control fitosanitario

La agricultura ecológica propone alternativas no contaminantes para mantener a raya plagas y enfermedades. Pero al igual que en el caso de los abonos, los productos fitosanitarios, aunque sean ecológicos, deben ser usados con moderación y respetando las instrucciones indicadas para no generar resistencias y no dañar a la fauna útil, que no ataca a los cultivos (te lo contamos más abajo).En una visión global y a largo plazo del huerto ecológico, es necesario poner en práctica trabajos que favorezcan la salud de todo el entorno del huerto de una manera preventiva.Labores culturales preventivas

En una visión global y a largo plazo del huerto ecológico, no es suficiente con tratar las plantas enfermas o con aportar abonos naturales. Es necesario poner en práctica trabajos que favorezcan la salud de todo el entorno del huerto de una manera preventiva:

• Rotaciones: Si se cultiva una misma planta siempre en el mismo lugar se facilita la entrada de plagas y enfermedades. Es importante realizar rotación de temporada,esto es no plantar el huerto de invierno en el mismo lugar donde se cultivó el año anterior. Y también hacer rotación por especies (o familias de especies): por ejemplo se ha de evitar sembrar zanahorias (u otras hortalizas de raíz) donde se acaban de recoger. Una buena rotación de temporadas debe incluir un periodo cíclico de barbecho, es decir, de descanso de la tierra. Cuando no se está cultivando esa porción de tierra es recomendable sembrar en ella abono verde, que se compone básicamente de una leguminosa normalmente forrajera (trébol, yero…) y de un cereal (cebada, centeno…), que se incorporarán a la tierra al terminar su temporada.

• Asociaciones: Las asociaciones de cultivos buscan, al contrario que las rotaciones, aprovechar las ventajas de cultivar varias especies en el mismo lugar. Es muy conocida la asociación entre maíz y judía, que ya se practicaba en la América precolombina: el maíz ofrece un firme tutor a la judía mientras se beneficia de la capacidad de las leguminosas de obtener nitrógeno directamente del aire y fijarlo en el suelo. También es frecuente la asociación entre zanahoria y cebolla, ya que esta última repele la mosca de la zanahoria.

• Laboreo adecuado: Sobre todo en suelos pesados, al labrar la capa superficial de la tierra, la capa inmediatamente inferior tiende a apelmazarse formando lo que se llama suela de labor. Esto provoca encharcamientos y es fuente de enfermedades y plagas para los cultivos. Por ello conviene hacer un laboreo más profundo una vez al año para romper esa suela y facilitar un buen drenaje.

• Semillas y planteles: Siempre que se pueda es preferible elegir semillas y plantas de variedades locales y por lo tanto adaptadas al clima de la región. Esto ayudará a prevenir algunas fisiopatías y enfermedades.

PRODUCTOS ‘ECO’ PARA COMBATIR LAS PLAGAS

• Jabón de potasa: Es una alternativa sencilla y barata. Es biodegradable y actúa por contacto reblandeciendo la cutícula exterior de los insectos e impidiéndoles respirar. Se aplica diluido en agua directamente sobre las hojas de las plantas, empapándolas bien por el haz y el envés. Las aplicaciones deben ser regulares para conseguir el efecto deseado. • Aceite de neem: Se extrae de un árbol, Azadirachta indica, y actúa impidiendo tanto la alimentación como los procesos de metamorfosis de los insectos. Ejerce su efecto también sobre los beneficiosos, por lo que se debe tener cuidado al aplicarlo. No funciona como preventivo.

• Bacillus thuringiensis ‘Kurstaki’: Es una bacteria que actúa como insecticida. Sobre todo se emplea para combatir orugas como la de la col y escarabajos como el de la patata. Es muy efectivo, pero se debe utilizar con moderación para evitar que genere resistencia, combinándolo con otros plaguicidas. No se emplea para prevenir las plagas. Consulta Fitosanitarios que no perjudican a las abejas.

Agradecemos a Raúl González Ibarra, jardinero, horticultor y periodista, su colaboración en este artículo.

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